El perdido
Andar es para el protagonista una búsqueda y un renacimiento. Un hombre solo se interna en la naturaleza, y es precisamente la figuración y fusión de la figura con el paisaje lo que explora Christophe Farnarier en su film.
Andar es para el protagonista una búsqueda y un renacimiento. Un hombre solo se interna en la naturaleza, y es precisamente la figuración y fusión de la figura con el paisaje lo que explora Christophe Farnarier en su film.
Terence Davies trabaja continuamente la luz, no buscando iluminar mejor cada escena, sino como punto de referencia, como cuerpo dentro del film. Crítica de la película más clásica de la trayectoria del cineasta británico, donde resuenan ecos de Ford, Fuller y hasta Oliveira.
El autor analiza varias secuencias clave del genial western de Gordon Douglas, donde la composición de cada planos sabe sacar enorme partido al CinemaScope.
En su 12ª entrega de la serie «Intervenciones», Carlos Losilla reflexiona sobre la particular concepción del tiempo de algunas películas contemporáneas: «Ahora pervive la imagen en la que están todas las imágenes, pero que debo desbrozar poco a poco, sin análisis, solo con una mirada que escruta y distingue capas, tan poco a poco que casi no me doy cuenta».
El festival fue una fiesta de etiqueta con demasiados porteros de discoteca diciendo quién y quién no tiene que entrar, donde «Adieu au langage» dejó en evidencia a sus competidoras: Godard juega en otra liga.
«A spell to ward off the darkness» es la alianza entre el cine de Rivers y Russell para traicionar deliberadamente al registro documental.
El Festival Internacional de Documentales de Tui, más conocido como Play-Doc, celebró a comienzos de abril su décima edición. A cuatro manos, Iván G. Ambruñeiras y Pablo Cayuela trazan este recorrido por su sección oficial.
El autor, Roberto Amaba, sostiene que el motivo que une todas las películas de Roberto Rossellini en las que participó Ingrid Bergman es el sadismo. Lo demuestra en el siguiente vídeo-ensayo.
Este recorrido por los cuatro westerns de Clint Eastwood nos permite trazar su evolución como cineasta y ahondar en una de sus preocupaciones centrales: la violencia, sus consecuencias e implicaciones, y la búsqueda de su plasmación cinematográfica.
Como sucede en la ópera prima de Polo Menárguez, «Dos amigos», la amistad, el paisaje y las fronteras físicas y éticas se erigen también en claves del Giraldillo de Oro de esta décima edición del Sevilla Festival de Cine Europeo, «El desconocido del lago» de Alain Guiraudie.
Crónica de la 11ª edición de DocLisboa donde la autora reflexiona sobre cuánto debe durar una película y sobre dónde han de establecerse los límites de la mirada, a raíz de títulos como «Manakamana», «Feng ai», «Norte: the End of the Story» o «E agora? Lembra-Me».
Antes que con la aristocracia, «Mud» emparenta con la cultura popular. Nichols revive cintas olvidadas y maravillosas, que ya lucían andrajosas en la estantería del videoclub, pero a las que el tiempo ha vestido de domingo…
En un afortunado debut, la chilena Dominga Sotomayor muestra una habilidad especial para plantear en imágenes la sensibilidad de una mirada infantil que asiste a una unión adulta resquebrajada, la de sus propios padres.
Van Sant primitivo, en busca de imágenes reales, imágenes cuyo significado nazca de la propia tierra. Imágenes liberadas frente a un Hollywood industrial, en constante progreso.
Ni la humillación ni el dolor ni el peligro inminente son causas de temor tan grandes para el auténtico viajero como la posibilidad real de dejar de viajar. He aquí un recorrido cinéfilo hasta «Tenemos que hablar de Kevin», donde un niño encarna la frustración de la mujer-viajera…
Este viaje, casi digno de una película de aventuras, termina de momento en «La folie Almayer», con la directora transmutada en Nina, niña de padre occidental y madre asiática, que recibe la llamada de un nuevo mundo inexplorado. Una sombra perdida en un mundo demasiado complejo…
La nueva película de Rick Alverson es una estructura de gags sin contexto, de brotes de melancolía inasibles, de personajes incomprensibles y carentes de empatía: en medio de toda esa locura de conexiones y yuxtaposiciones, de idas y venidas sobre una idea que nunca se concreta, nos reímos.
El fuerte acento de West Yorkshire de los personajes de Arnold los aferra más si cabe a este lugar y los hace también más abruptos. Entre la violencia de la imagen y su enorme fisicidad, habrá algunos que se sientan incómodos (…) Pero precisamente se trata de eso, de hacer a los espectadores partícipes de esa pasión y de sus resoluciones contradictorias.