Durante el pasado mes de agosto, el barcelonés José Luis Guerin presentó su última película, «La academia de las musas», en el 68º Festival del Film Locarno. Pablo García Conde pudo entrevistarle tras la primera proyección.
El acto de filmar no solo ha vampirizado a espectadores, también a cineastas. El autor vuelve sobre las imágenes de «El aficionado» de Kieslowski a partir de su relación íntima con los orígenes del cine, «El fotógrafo del pánico» y «Arrebato».
«¿Por qué tres películas españolas («Invisible», «El futuro», «Uranes»), de ese cine joven y primerizo, pero también arriesgado e innovador, se quedan de repente sin luz? ¿Qué me quiere decir ese fenómeno que se produce más allá de la autoría…?».
La memoria, el metacine y el poder de las imágenes para construir recuerdos están muy presentes en el debut cinematográfico de dos miembros de Manos de Topo y en el documental familiar de Sarah Polley.
«Hubo una época en la que los cinéfilos solo veían las películas una vez. Eran atentos testigos de un arte efímero cuyas cintas de celuloide podían desintegrarse durante una proyección o, en el mejor de los casos, perdurar unos años (…)».