Americana 2014: The Kings of Summer / In a World…

De genéticas y generaciones

 

Hay algo en las imágenes de The Kings of Summer que nos acerca al espíritu aventurero de Cuenta conmigo, a aquella camaradería infantil fraguada con la amistad como principio básico, a la naturaleza como lugar de juegos en el que crecer y madurar… Ese algo no se encuentra en sus paisajes (varios estados separan Ohio de Oregón), ni tan siquiera en sus personajes (unos críos en la película de Reiner, unos adolescentes en The Kings of Summer), ni tampoco en el trato que hacen sus directores del material (mucho menos inocente y más sarcástico en la película de Jordan Vogt-Roberts…)… Se trata, más bien, de una sensación, un sentimiento… De una percepción acotada a un momento (el verano), un escenario (la naturaleza), un sentimiento (la amistad) y un valor (la libertad).

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The Kings of Summer es una (otra) historia del proceso de maduración de la infancia a la edad adulta; es una (otra) historia de cómo en ese proceso nos convertimos cada vez más en nuestros padres; es una (otra) historia de amistades que se ven rotas o reforzadas con los primeros y tímidos escarceos amorosos. Es, al fin y al cabo, una trama que juega sus referencias (de pasada toca el Walden de Thoreau) sin alzarlas, un filme que se cuida de capturar sensaciones a la par que explica su historia; un producto que equilibra la presencia adolescente con la adulta y que opta por el sarcasmo como punto de vista para mirar a ambos.

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Tras haber huido de su casa con dos amigos, Joe se encuentra solo en medio del bosque. Sus compañeros han regresado a sus familias y él se recuesta con las manos detrás de la nuca estirado mirando hacia arriba. Se siente solo, perdido (presumiblemente). El montaje nos muestra a continuación esa misma postura en su padre, sobre el sofá de casa, reflexionando, muy posiblemente, por aquello que está haciendo mal en su vida que ha llevado a su hijo pequeño a huir. Un mismo gesto, dos personajes con una genética compartida.

Carol quiere seguir los pasos de su padre, ser la voz femenina por excelencia para los tráileres, anuncios y películas de animación. Desea hacerse un hueco en un mundo de hombres en el que el pastel está para repartírselo entre tres profesionales privilegiados. La relación con su padre no es precisamente ideal, pero espera (anhela) su apoyo en el intento de seguir sus pasos. Dos duelos se dan de bruces en In a World…: el de géneros y el generacional, y para solucionarlos su directora, Lake Bell, construye la trama sobre la estructura de un filme deportivo: la preparación de los contrincantes, el duelo, la resolución y la victoria… O no…

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Lake Bell ha cocinado sola esta comedia con diálogos rápidos y suspicaces que, lejos de buscar la sofisticación de la screwball comedy, se queda en un registro cercano y popular. Sin embargo, es también un filme autocondescendiente que perdona sin morder, que señala para retirar a continuación el dedo y que, pese a su interesante punto de partida, carece de valores y atrevimiento para sostenerse en su ¿crítica? In the World… genera la extraña sensación de haber sido aguada, rebajada, mutilada en su alcance…, aunque al mismo tiempo esos verbos no cuadren con la idea de la independencia de esta clase de cine o de que tras la dirección, el guion, la interpretación e incluso la producción esté la misma persona. Tras el visionado, la pregunta que queda en el aire es si lo que In the World… estaba llamada a ser es aquello que se vislumbra en su inicio, o es lo que termina por ser en su tramo final.

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© Mónica Jordan, febrero 2014