Americana 2014: Audrey the Trainwreck / Drinking Buddies

Empieza el tartamudeo mumblecore

 

Es necesario, ante un certamen dedicado al indie americano, plantearse qué es el cine independiente. De entrada, parecería una pregunta sencilla de responder: cualquier película producida fuera del ámbito de los estudios (de las majors) podría ser considerada independiente, pero en la realidad todos sabemos que las majors tienen minors, que Sundance (el festival por antonomasia de este cine) ha creado escuela y que, cuando existe escuela, existe una factura visual, unas temáticas, unos dejes que se repiten y contagian de una película a otra.

El mumblecore nació precisamente de esos gestos comunes, de manera natural y sin que los componentes de este grupo se consideraran un movimiento. Las temáticas, los bajos presupuestos y unos sospechosos habituales que se repetían ante y detrás de las cámaras, dieron cierta cohesión a este conjunto de películas; se respiraba frescura, naturalidad… Hasta que esas características son buscadas, imitadas y repetidas por cuerpos acólitos (Audrey the Trainwreck) o hasta que los precursores dinamitan el concepto al evidenciar que buena parte de su personalidad estaba en la falta de dinero (Drinking Buddies).

audrey-trainwreck

Una frase en Audrey the Trainwreck resume la autoconsciencia de la película: «money is not important». Con esa premisa, y abrazado por los hermanos Swanberg (con sendas participaciones en el film), Frank V. Ross se mueve por los tiempos muertos, por lo aparentemente inverosímil de dos relaciones: una entre dos amigos y otra de una incipiente pareja. V. Ross apela al bajo presupuesto, a la cercanía al cuerpo del actor (mucha influencia de Cassavetes se detecta) y a la fotografía sin artificios (a menudo hasta el punto de no lograr vislumbrar lo que se ve en plano).

audrey-the-trainwreck-movie

Por el contrario, Joe Swanberg entrega con Drinking Buddies una película con factura limpia, clara, en la que poco queda de LOL o de Hannah takes de stairs y su imagen granulada. Con Olivia Wilde y Jake Johnson (coprotagonista junto a Zooey Deschanel de la teleserie New Girl) se completa esa sensación de qualité, pese a insistir en la temática de las relaciones interpersonales, en las fronteras de la amistad y el amor. Drinking Buddies no es tampoco una comedia romántica para Hollywood, en parte por el personaje femenino y su rol masculinizado; Swanberg idealiza la amistad, apuesta por que es posible entre personas de diferente sexo, pero no cesa de preguntarse si esta es realmente un buen inicio para una relación amorosa.

Drinking-Buddies-movie

Drinking buddies, pese a ese título que bien podría parecer de la nueva comedia americana producida por Judd Apatow o como alternativo para el Bienvenidos al Fin del Mundo de Edgar Wright, juega bien su cuota de discriminación positiva. Swanberg, y el mumblecore en general, muestra interés (y se percibe como genuino) por las mujeres y sus universos no tan estereotipados. Aunque el personaje de Olivia Wilde sigue siendo una idealización masculina, no responde a los cánones habituales, como tampoco responde a ellos el personaje de Anna Kendrick, al que Swanberg no busca que odiemos, como habría ocurrido en tantas otras comedias románticas. En ese aspecto, la película sigue manteniendo cierta resistencia e independencia, pero en lo que al aspecto visual se refiere Drinking buddies no deja de ser un filme anodino y carente de personalidad. La pregunta es si, al final, “money is important”.

 

© Mónica Jordan, febrero 2014