El autor centra su nueva crónica en el placer de mirar, ya sean las luces, colores y espacios de ‘Ruskin’ y ‘The Painting’ (Robert Beavers) o las imágenes pornográficas no convencionales de ‘Sex Garage’ y ‘L.A. Plays Itself’ (Fred Halsted).
La película de Paul Schrader plantea una pregunta abierta sobre el futuro del cine y permite una hipótesis al autor de este artículo: el futuro de este arte en retirada es la pornografía.
Un dolor profundo, como el grito de una virgen siendo desvirgada, resuena como un eco tétrico en cada una de las habitaciones del burdel cuando Madeleine sufre el desgarro de su carne. Un cliente ha llevado muy lejos su juego, rasgando las comisuras de su boca con una navaja. Las cicatrices dibujan en su rostro una sonrisa eterna…
En la escena más polémica de «A Serbian Film» una madre da a luz a su bebé. A continuación, aparece en pantalla un fornido hombre que agarra al recién nacido y lo sodomiza. Lo más desgarrador de la escena es la sonrisa cómplice de la madre hacia el verdugo. En esa sonrisa, Srdjan Spajosevic evoca al Horror en mayúsculas, al Mal Absoluto…
Lo que se filma, lo que se ve, es el Cine mismo y sus avatares: sobre la mesa yace fenecto lo que el cine ha dejado ignaro en sus elipsis. Lo ob-sceno: lo que queda fuera de la escena, reprimido y escamoteado a la visión…