Walter Hill
De sus primeras obras se desprende una visión brutal, casi nihilista, de la existencia, aunque Hill no sermonee nunca al espectador y prefiera ofrecer un espectáculo tenso, vigoroso y, en ocasiones, enervante. Sus relatos carecen generalmente de tiempos muertos y proyectan en pantalla una auténtica fuga sin fin, en la que apenas hay lugar para el estatismo o la quietud…