Your Face

Siempre ocurre algo cuando nada sucede

There is some light, there is a story.
Your face tells of the passage of time and places you have journeyed.
In your eyes, there is a tinge of confusion and sadness. There is some light, there is a story.
Your face tells of love and the places it hides in.
In your eyes, there is a sparkle and some darkness.
Tsai Ming-liang (1)↓

Como una evolución natural de sus trabajos anteriores, en el año 2017, Tsai Ming-liang presentó The deserted, un film de realidad virtual inspirado en una vivencia personal que cuenta el retiro de un hombre enfermo (Lee Kang-sheng) en una casa abandonada en las montañas, y habitada por una serie de fantasmas con los que establece diversos contactos.

El film, proyectado para un público reducido en unos pocos museos, trasladaba las preocupaciones temáticas y formales del director al contexto inmersivo de la realidad virtual en un típico agujero tsaimingliano en el que el agua, la humedad y los líquenes habitan y perforan las paredes.

Dado que la propuesta pasaba por abarcar con la cámara la realidad circundante para que el espectador pudiese habitar ese espacio, no hubo un trabajo de composición en el sentido tradicional, sino la intención de reproducir el espacio en toda su amplitud, con ángulos de 360 grados a los que Tsai añadía su exploración de los límites del cine a través del estiramiento del plano fijo.

Es por eso, según cuenta, que después de un trabajo como The deserted, sintió la necesidad de volver a encuadrar y volcarse en el retrato.

Un rostro muy sereno inaugura la serie de primeros planos que componen Your Face (Ni de lian, 2018). Es una mujer de mediana edad y es casi imposible adivinar sus pensamientos, aunque podemos ver que estos se suceden sin cesar y varían sutilmente su expresión, la mayor parte del tiempo contenida. A veces se humedece los labios, o lanza un suspiro, incluso parece querer sonreir… pero una y otra vez vuelve al primer estado de resignación. Casi siete minutos después, estalla una carcajada. La cámara, la espera, han provocado por fin una emoción.

-¿De qué te apetece hablar?
-No lo sé…
-¿Te apetecía reír?
-Sí…
-Es extraño, ¿verdad?
La mujer asiente. Busca, con la mirada, las palabras adecuadas:
-Es… extraño e intrigante…

Otra mujer, anciana. Su cara está abotargada por la vejez. Su mandíbula cae sin fuerza descubriendo los dientes; los ojos viajan perdidos por todas partes. La alta definición captura cada pliegue de su piel, cada mancha, “cada uno de los lugares que ha visitado a lo largo de su vida”.

Otra mujer, más joven pero también vieja, realiza un ritual para despertar el cuerpo: ejercita su lengua para hablar sin titubeos; masajea las cejas y la frente para evitar el cansancio; activa la cabeza, para evitar la demencia; el pelo, para que crezca fuerte.

“Ahora ya puedo hablar con vigor”, pero Tsai corta sin concesión porque aquí no le interesa la palabra, sino el paisaje que forma la luz sobre los rostros, como el del hombre que aparece a continuación, un león dormido, una cara alargada como un moái o una talla de madera. El director apaga las luces para el sueño, y sobre el fondo completamente negro, la escultura destaca como un icono.

Como en Shirin, de Abbas Kiarostami (2008), un film contado a través de los rostros-espejo de varias mujeres en una sala de cine mientras ven un romance medieval persa que nosotros solo podemos escuchar, también Your Face está hecha de primeros planos que cuentan una historia en off. Habla la piel, hablan los poros, las arrugas, las cicatrices, el maquillaje, el sudor, la saliva, el pelo o la calvicie. Screen tests de una pequeña sociedad hiperreal e hiperbolizada, humanos demasiado humanos bajo una lente que subraya las reacciones fisiológicas que el arte del retrato tiende a ocultar. Rostros que parecen a punto de echarse a llorar; rostros viejos ensimismados, con ojos opacos que han perdido el objetivo y despiertan de pronto como un animal ante un ruido desconocido. Rostros plácidos en los que se adivina el cansancio de una larga existencia; rostros a los que a veces les molesta la luz directa que dibuja su perfil. Rostros pacientes con un cineasta fascinado con encontrar lo que existe entre la oscuridad y una chispa de vida.

Ver esta película es sentir que se abre una puerta que está siempre cerrada. Your Face nos coloca de manera directa frente a estos desconocidos, aunque liberados del pudor y la discreción que nos impide observar a las personas en la calle. La experiencia voyeur del cine aquí se multiplica gracias al primer plano y al trabajo de Tsai con el tiempo. Solo el tiempo de estas largas tomas hace posible que una impresión superficial o un prejuicio, se convierta en una mirada receptiva y atenta que escucha lo que dicen estos rostros, porque cada persona (cada plano), encierra un film en sí mismo, con su presentación, nudo y desenlace, construido con silencios o con más o menos drama. Podemos especular sobre sus vidas, introducirnos en su psicología, como haríamos ante un cuadro o una fotografía, solo que aquí desaparece la distancia que nos separa de la obra porque la piel tiembla y respira.

Una vez que vencemos la impaciencia y abandonamos el deseo de ver más, de saltar al siguiente plano, surge una implicación más íntima con las imágenes. ¿No es esa la misma lógica de la meditación? Cuando desaparece la prisa y, a fuerza de insistir conseguimos ignorar los estímulos externos, empiezan a revelarse sensaciones por las que resulta muy agradable transitar, avanzando poco a poco hacia un estado de conciencia plena.   

En los últimos minutos, nos reencontramos con Lee Kang-sheng, el único actor de esta galería de personas encontradas en las calles de Taipéi. El de Hsiao Kang —el personaje que ha protagonizado toda la filmografía de Tsai Ming-liang a lo largo de treinta años—, es el único rostro ante el que el director se sitúa de una manera algo aberrante, en ligero contrapicado. Mucho más que un alter ego, Hsiao Kang parece esta vez el propio Tsai frente a un espejo, haciendo una confesión personal.

Como afirma Giuliana Bruno, el cine que filma el tiempo mental, el tiempo lento de las acciones de la vida cotidiana, o el tiempo muerto —el de Andy Warhol, Chantal Akerman, Michelangelo Antonioni o el del propio Tsai—, ese cine, reside en un espacio que es, también, una arquitectura de interior, una construcción cuyos límites son los del marco cerrado por el que vaga la mente (2)↓.

Cuando una nube cruza de repente el pensamiento de Hsiao Kang y su mirada se oscurece, como si volviese de ese lugar al que se había ido mientras contaba su relato, se descubre por fin el espacio inmenso y vacío que envolvía a estas personas. El set —un antiguo salón de baile ahora desmontado y al descubierto—, nos devuelve de golpe a una realidad contaminada por nuestras propias proyecciones. El lugar, como los rostros, se ilumina o se queda en sombra como una mente que viaja de nuevo desatada.

© Andrea Franco, septiembre de 2019

(1)↑ «As I searched the streets of Taipei for faces to film, some verses began to appear in my mind. I wrote them down (…) This is the meaning of the film.» (Aquí se puede leer la sinopsis y el director’s statement elaborados por Tsai cuando presentó Your Face en el Festival de Venecia de 2018).

(2)↑ BRUNO, Giuliana: “Architects of Time: Reel Images, from Andy Warhol to Tsai Ming Liang”, en Public Intimacy. Architecture and the Visual Arts, Cambridge (MA): MIT Press, 2007, p. 201.