Festival Play-Doc 2010

Terapia de grupo

El Play-Doc es un sentimiento, más que un festival. Además de una programación cuidada hasta el mínimo detalle, tiene un “algo” que lo hace especial: un pueblo suspendido en la frontera entre Galicia y Portugal, una sola sala de proyección, un presupuesto irrisorio comparado con otros festivales y una calidad indiscutible. Durante los días que dura el festival, puedes encontrarte desde señoras mayores del pueblo interesadas por la última película de Rithy Panh hasta importantes figuras del documental desayunando churros a tu lado. Esos días todos vivimos de la misma experiencia. Tuy se transforma en una sensación que te envuelve y te hace olvidar la rutina y las preocupaciones. Las prisas se quedan en el aparcamiento.

Sin embargo, somos muchos los que consideramos que el Play-Doc no goza aún del reconocimiento que se merece. Cita imprescindible en el circuito audiovisual de Galicia, pero prácticamente desconocido (o pretendidamente ignorado) por los medios españoles. Esperemos que poco a poco se llegue a solventar esta situación.


En el Play-Doc no hay nada gratuito: un concierto o una exposición están siempre justificados por la proyección de la correspondiente película. Por poner algún ejemplo: la muestra de Antón Llamazares y el filme Horizonte sin dueño (Nayra & Javier Sanz, 2010) o la actuación del grupo de Delaware The Spinto Band, primera banda en acceder a realizar un Concert à Emporter para La Blogothèque. Y esto lo convierte en un festival verdaderamente interdisciplinar, donde todo confluye de manera natural, sin forzar.

Por esas empinadas calles de piedra han paseado, entre otros, Audrius Stonys, Lech Kowalski (quien dio una emotiva y alentadora master class en 2008) y este año, por fin, Jay Rosenblatt en la que fue su primera retrospectiva en nuestro país (!). Autor indiscutible, lúdico e intuitivo, maestro del collage que trabaja el subconsciente como pocos saben hacerlo y que aplacó los nervios de una servidora con su media sonrisa cálida y confiada. Lo bueno del Play-Doc es que hace que todos se sientan cómodos y en familia (pequeña, pero muy bien avenida). Rosenblatt presentó allí su última película, The Darkness of Day (2009), reflexión sobre el suicidio, obra oscura e inquietante.

Además de a Jay Rosenblatt, también se le dedicó un ciclo al muy veterano Raymond Depardon, uno de los grandes del cine de lo real, siempre a la búsqueda de la distancia apropiada con respecto a lo filmado, recurrente en el tema del paso del tiempo y los espacios comunes. Dentro de esta retrospectiva se proyectaba su tríptico sobre los hospitales psiquiátricos: San Clemente (1987), Urgences (1987) y Contacts (1990). Completaron el ciclo Faits Divers (1982) y New York (1985).

Todos aquellos que, por desgracia, no pudimos asistir al Festival Punto de Vista de Navarra, esperábamos ansiosos la proyección de Sweetgrass (Ilisa Barbash & Lucien Castaing-Taylor, 2009), documental bellísimo que persigue el mito del cowboy americano de un modo nunca visto, con sus miserias y toda la crudeza que nos arrebató el western. Como era de esperar, se alzó con el premio a mejor largometraje. En la sección “Panorámica” le dedicamos un artículo específico junto con la entrevista que pudimos realizarle a su directora.

Una de las sorpresas de la sección oficial fue el film Dovidjenja, Kako Ste? (Boris Mitic, 2009), satírico y agridulcísimo (más agrio que dulce) retrato de un país, Serbia, que se cuestiona directa y constantemente a sí mismo y al espectador, apoyándose en aforismos y en el humor negro para, de un modo terapéutico, lidiar con problemas tan graves como la guerra y la corrupción y finalizar riéndose de todo(s).

También en la sección oficial, pero en la categoría de cortometrajes, se exhibió The Marina Experiment (Marina Lutz, 2009), despiadada venganza hacia la figura paterna de su directora, sometida durante años a una vida bajo la abusiva mirada de la cámara de su padre, que a través de un montaje deliberadamente manipulador camina hacia la catarsis y la liberación personal. Marina Lutz trabaja sobre un territorio ya explorado por Jonathan Caouette en Tarnation (2003), aunque de un modo que resulta menos provocativo ya que la manipulación procede más bien de las imágenes y el montaje y no tanto del discurso y el modo de proceder. Justificándose también a través de su propia presencia en la película, recurriendo a la pantalla partida y mezclando fotos, voz off, sonido original, efectos sonoros y música, es inevitable que nos recuerde a Tarnation, aunque su directora enfurece con solo mencionarle la película de Caouette.

Pero la que sin duda fue la proyección más agradecida fue la de Arsy-Versy (Miro Remo, 2009), la historia marciana y descabellada de Lubos, tío del director, cuarentón obsesionado con la fotografía de murciélagos y cineasta aficionado que parece vivir en otro planeta bajo la mirada supervisora de su anciana madre, que se debate entre la más absoluta incomprensión y la preocupación por el futuro de su hijo. Una pequeñísima perla con la que nadie contaba. Aunque ha recibido severas críticas por su final un tanto forzado y premeditado, trabaja con una fotografía heredera de la tradición fotográfica del este de Europa, desplegando toneladas de ingenio y espíritu lúdico.

Al finalizar el pase, y como pequeño regalo hacia un público entregadísimo, se pasó uno de los cortometrajes realizados por el protagonista de la historia en sus años de juventud, una especie de 2001: Una odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey, Stanley Kubrick, 1968) con presupuesto cero en la que unos lepidópteros gigantes invaden el planeta. Se agradece mucho que un festival mime tanto a su público.

Pero como no solo de cine vive el hombre, el Play-Doc hace siempre un especial hincapié en la música, que está presente durante el festival y lo sobrevuela todo. Conciertos, documentales musicales y sesiones de DJ en directo entre pase y pase. En la sección musical se pasó la película RIP: A remix manifesto (Brett Gaylor, 2008), alegato despiadado a favor de la total libertad en lo que a propiedad intelectual se refiere, que sigue las andanzas de Girl Talk, músico estadounidense que aprovechándose de la actual democratización de la tecnología realiza mash-ups (temas a partir de fragmentos de éxitos de la música contemporánea). Los criminales son los que coartan la creación artística, no los que trabajan sobre el trabajo de los demás.

Otro de los platos fuertes fue el programa especial con Christophe Abric, cofundador junto con Vincent Moon de La Blogothèque, portal indispensable para todo amante de la buena música que comenzó su andadura en el año 2003. En esta divertida sesión, Chryde explicó la filosofía de su trabajo intercalándolo con pequeñas piezas que ellos denominan Concerts à Emporter, una nueva manera (aunque en la actualidad nos parezca algo habitual) de filmar a los grupos y artistas, sacándolos a la calle para reivindicarla como espacio de creación, descontextualizándolos y confiando en que se produzca el accidente creativo, la magia del momento.

En resumen, muy grata experiencia. Esperamos poder volver. Anímense los que nunca probaron.

PALMARÉS VI PLAY-DOC:

 Premio mejor largometraje: Sweetgrass (Ilisa Barbash & Lucien Castaing-Taylor, 2009) ex aequo con Sanya i Vorobey (Andrey Gryazev, 2009).

Premio mejor cortometraje: The Darkness of Day (Jay Rosenblatt, 2009).

Premio mejor documental gallego: Tanyaradzwa (Alberte Pagán, 2009).

 

*Gracias a Sara y a Ángel, siempre accesibles, a María, a Gus y a la gente de producción que nos ayudó con las entrevistas y, muy especialmente, a Víctor, que cuidó de toda la familia durante los días que duró el festival. Gracias, Miguel, por tu infinita paciencia.