Festival de Cine Documental Punto de Vista 2010

Cazando crepúsculos


“We are all travelers in the wilderness of the world,

 and the best we can find in ours travels is an honest friend”

(R. L. Stevenson)

«Las razas puras de perros cada vez son más débiles, sufren muchas enfermedades, se mueren.

En cambio, los perros criollos cada vez son más fuertes y eso debería enseñarnos algo a los artistas.

En el arte siempre va a haber momentos en que la gente se sienta confundida porque no hay etiqueta para lo que se hace, pero es precisamente esa área de indefinición la más excitante».

(Jem Cohen (1))

 

1. (RE)AMANECER EN PUNTO DE VISTA 2010

Pamplona, 5-13 de febrero. Una vez más no fue San Fermín, sino el Festival Internacional de Cine Documental de Navarra-Punto de Vista (PdV) quien como cada año -su sexta edición en la Tierra; el tercero consecutivo para servidora- nos convocó a la ciudad de Iruña y volvió a resultar tan estimulante como los años precedentes. Este año fuimos emplazados por un astronauta (motivo del cartel concebido por Vincent Fournier). El espacio exterior sustituía a las aguas precedentes para procurar atisbar y rastrear lo insondable, ese más allá intuido que no alcanzamos a ver en las carteleras habituales a menos que franqueemos las (com)puertas. A Punto de Vista uno acude a traspasarlas. Y que conste que tuvimos la intención de llevarnos un astronauta a casa, aunque finalmente nos (con)venció la timidez y la compostura. Curiosamente uno de los filmes más afortunadamente extraños de entre los contemplados en la sexta edición de Punto de Vista llevaba por título Música para astronautas (2009). Excitante y perturbadora, a caballo entre la vanguardia y el legado experimental, el siniestro calidoscopio del argentino Ernesto Baca es una historia de amor, humor y muerte con la maternidad como cordón umbilical.

La “sección oficial” convenida (21 propuestas), la alentadora y ya clásica “La región central” (con el debut en digital de James Benning), las singulares retrospectivas (“Signal Fires. El cine de Jem Cohen”, “Las afinidades Vigo”, “Heterodocsias²”…), las sesiones especiales (mujeres X 3: Chick Strand, Lynne Sachs y Alisa Lebow) y las salidas y reencuentros nocturnos con amigos hechos en el cine y por el cine en el ya legendario punto de encuentro Nicolette fueron suficientes alicientes como para que sin ningún tipo de titubeo reafirmemos que dicho festival seguirá siendo, sin duda, una cita anual ineludible. Y este año hubo un valor meteorológico añadido: cuajó la nieve en las calles como en la efectiva cabecera de presentación firmada por Víctor Iriarte, joven promesa.

Regresábamos a Punto de Vista con varias modificaciones anticipadas en el bolsillo. Cambio de director: salía Carlos Muguiro –alma artística impulsora del festival hasta la fecha, sentida y notable ausencia en las salas- y debutaba Josetxo Cerdán; cambio de sede: un impresionante edificio del siglo XVI en pleno casco antiguo pamplonica, el Palacio del Condestable; y nacía un nuevo organismo como gestor del evento, la Fundación INAAC (Instituto Navarro de las Artes Audiovisuales y la Cinematografía). Una de las demandas apremiantes aún no resuelta: una sala de visionado para la prensa más adecuada que la prevista en el Civican.

En los cines, antes y después de las proyecciones, pudimos escuchar comentarios de toda índole y para todos los gustos. Había quien cuestionaba que “nos” estuviéramos volviendo “locos” al valorar, simplemente por el hecho de serlo, cualquier ejercicio fílmico de contemplación extrema y tiempos estirados, con lo que además -señalaba el mismo espectador- “anulamos” la posibilidad de atraer o fidelizar a público medio. ¿Qué es el “público medio”? Y hubo quien puso también en tela de juicio la idoneidad de una retrospectiva tan amplia dedicada al afgano-neoyorkino Jem Cohen, a años luz del “maestro Benning”, según el sentir de algunos. Para nosotros, y aunque no suelan gustarnos las generalizaciones, sí, en este caso las comparaciones son odiosas. Por muy diferentes que sean nos entusiasmó el cine de James Benning en la pasada edición y nos ha entusiasmado lo que hemos podido ver de Cohen en esta. Todo lo demás, cuestión de gustos.

La presente edición ha trazado además varias líneas de contacto con algunos puntos de interés precedentes que fueron definiendo la figura y las formas de Punto de Vista. De tal modo el autor-referente del festival, Jean Vigo, cuyos filmes se proyectaron en la primera edición, ha gozado de un nuevo homenaje a través del ciclo “Las afinidades Vigo”, selección de filmes franceses donde podía sentirse su huella y donde destacó Retour à Kotelnitch (Emmanuel Carrère, 2004), a la que dedicamos un texto específico; la histórica productora X Films, impulsada por el empresario navarro Juan Huarte y a la que se dedicó un ciclo durante la segunda edición, ha sido rescatada como estandarte de una nueva sección, “Proyecto X Films”, a través de la que el festival pretende ser lanzadera de las producciones de jóvenes cineastas nacionales. El concurso recién estrenado al que aspiraban tres candidatos –Virginia García del Pino, Fernando Franco y Chus Domínguez- se saldó con la concesión a este último de la licencia y el presupuesto necesarios para rodar durante este año un ensayo-diario fílmico en la comunidad de Navarra. A todo esto cabe sumar los últimos trabajos de realizadores de sobra conocidos en la “familia Punto de Vista” como James Benning (Rhur, 2009), Jay Rosenblatt (The Darkness of Day, 2009) o el salmantino Ricardo Íscar (Danza a los espíritus, 2009).

 

2. CREPÚSCULOS HABITABLES

 ‘Crepúsculo’ (2):

 1.m. Claridad que precede a la salida del Sol y atenuación de la luz que sigue inmediatamente a su puesta. Si no se especifica, se entiende el de la tarde. Tiempo durante el cual ocurre. 2. (lit.) Estado de una cosa o una persona que camina a su desaparición o ruina o que está ya en periodo de descenso de su valor, vigor o energías. Decadencia, declinación.

 

2.1. Crepúsculos existenciales: Hace unos cuantos años Nora daba un portazo histórico en Casa de muñecas, la magna obra teatral del noruego Henrik Ibsen, dimitiendo al unísono de su papel de hija, esposa y madre y reivindicando su dimensión femenina y humana (3). Jeanne Dielman llega hasta el mismísimo borde del precipicio y justo allí, vislumbrando el abismo, ase un instrumento afilado a modo de grito desgarrado sobre una cama, un grito espectral que al espectador retuerce hasta la náusea. Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles (Chantal Akerman, 1975) fue la experiencia-monumento de Punto de Vista 2010: la oportunidad de disfrutar en pantalla grande del modo en cómo la cámara registra con minuciosidad y compasión/con pasión cada uno de sus gestos, cada una de sus actividades domésticas, cada rastro que deja su cuerpo, que parece ir disolviéndose poco a poco entre sombras espectrales, entre destellos efímeros, al borde del sumidero de la cocina. Y sí, fue la experiencia–monumento por mucho que tenga más de tres décadas.

Cuarenta años cumplía Contactos (Paulino Viota, 1970), restaurada por Filmoteca Española y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), celebrada en el especial “Heterodocsias: Rewind”, donde el propio Viota no solo convocó y reivindicó para la ocasión las conexiones entre su filme y el de Akerman, sino que sumó y rescató la adorablemente irregular Invasión (Hugo Santiago, 1969), filme prohibido por las autoridades argentinas, cuyo negativo estuvo perdido durante un cuarto de siglo y cuyo guión firmaron el mismo realizador, Borges y Bioy Casares.

Y si Las variaciones Marker (2007) resultan un complemento perfecto y en clave libre de lo que el cine de Chris Marker sugiriera a Isaki Lacuesta, el complemento audiovisual perfecto para la estratosférica Jeanne Dielman… lleva por nombre Las variaciones Dielman (Work in progress) (2009). El sevillano Fernando Franco construye una lectura ensayística muy aguda y pertinente con las imágenes de la realizadora belga. Jeanne Dielman: elegante ama de casa que va vaciándose, mujer sin reflejo, mujer-sombra, mujer-espectro, mujer redundante en una sucesión de actos repetidos hasta la saciedad.

Comienza a ser una tradición esperar el encuentro en Punto de Vista con “raros especiales”. El año pasado Ben Rivers nos presentó una ristra de outsiders que encontraban el sosiego íntimo y una especie de redención en su retiro y cohabitación con la naturaleza. A ellos vienen a sumarse, cada uno a su manera, la protagonista de The Anchorage (2009), el cautivador filme de Anders Edström y C. W. Winter, y el protagonista absoluto de Le plein pays (Antoine Boutet, 2009). En esta última acudimos como testigos silenciosos a los extraños, casi enajenados, actos del solitario habitante de un bosque francés que previendo el fin del mundo se dedica a acumular rocas y canciones y cava galerías subterráneas en cuyas paredes inscribe crípticos mensajes testimoniales para la gente del futuro.

En The Anchorage, Edström y Winter presentan el retrato con mimo de Ulla, una madre viuda instalada en una isla del Báltico, a sus microbaños matutinos, a sus idas y venidas y a su solitaria existencia, aderezada por la puntual visita de su hija y un acompañante e interrumpida por la llegada al lugar de un extraño, sentida con incomodidad. Tras un mal presagio encerrado en un despertador que se resiste a ser apagado, el filme subraya la necesidad humana de la repetición y el aislamiento de lo social, pero simultáneamente asume la alta probabilidad de que estas se vean alteradas por otros individuos. En ocasiones, el viento puede provocar movimientos imprevistos pero bellos.

El protagonismo femenino en esta sexta edición de Punto de Vista no solo ha sido un hecho consumado en la pantalla. El festival reunió tres sesiones especiales con nombre de mujer detrás de la cámara: Lynne Sachs, Alisa Lebow y Chick Strand, realizadoras que desconocíamos y a las que desafortunadamente no pudimos dedicar la merecida atención. Asistimos también al pase de Lossless (2007-2008), la pieza codirigida por Rebecca Baron y Douglas Goodwin, una reinterpretación de tres piezas emblemáticas de John Ford, Maya Deren y Busby Berkeley, que observamos deformadas gracias a las diversas formas de mutación digital. Una muestra de cómo a través del píxel se pueden leer fantasmas e inquietantes psicofonías en la propia Historia del cine.

 

2.2. Crepúsculos locales: Merecen ser destacados un par de relatos crepusculares más, relatos a corazón abierto en plena naturaleza: el anochecer de una forma de vida en Sweetgrass (Lucien Castaing-Taylor e Ilisa Barbash, 2009) y los interrogantes fílmicos y vitales que pueden surgir de la memoria de un lugar desaparecido en Los materiales (Los Hijos, 2009). Por su parte, los realizadores Castaing-Taylor y Barbash siguieron durante el verano a algunos de los últimos westeners americanos, resistentes pastores de ovejas que tras una épica y sobrehumana actividad trashumante alcanzan con sus ganados ovinos los pastos de Absaroka-Beartooth en Montana. Sweetgrass fue reconocida en Pamplona con el Premio del Público tras su buena acogida en los festivales de Berlín y Sundance. Además del pertinente seguimiento de sus tres protagonistas (un curtido veterano, una avezada mujer y un hombre joven que cuestiona el sentido de tal dedicación), la cámara, paciente y pertinaz, se convierte en cronista de esa gesta que puede ser la última. En uno de los planos más memorables, una oveja, representante del otro colectivo protagonista, parece interrogarnos directamente.

En Los materiales los tres realizadores y protagonistas (Natalia Marín, Javier Fernández y Luis López) acuden o pretenden acudir al rescate de la memoria del pueblo leonés de Riaño, anegado por las aguas del embalse homónimo. Con una voluntaria apariencia amateur, aunque en blanco y negro, y con mucha ironía desde el preludio va abriéndose paso misteriosamente en el espectador una intensa curiosidad por desentrañar la propuesta de esta terna de jóvenes agrupados en el colectivo Los Hijos. Aunque en los primeros compases algunas palabras y algunas opciones técnicas puedan resultar inoportunas e incluso parecer postizas, uno va sucumbiendo con una extraña motivación hacia este oportuna juego que deja muchos interrogantes abiertos. Como si fuera una película imposible, en los planos comienzan a latir la ausencia de respuestas, la dificultad para las interpretaciones unívocas, la filtración de ficciones posibles, la fragilidad y vahídos de las imágenes, los sonidos y la interesante experimentación de un discurso que se cuela en forma de subtítulos que no suenan. En último término, consciente o inconsciente, la resistencia de lo que uno pretendía capturar. Quizá la referencia a La ventana indiscreta (Rear Window, Alfred Hichcock, 1954) tampoco fuera casual. Fue el Premio Jean Vigo a la Mejor Dirección.

 

3. ENTREACTO: PLANOS-SINGLE

De pronto en esta edición se ha activado también un posible símil surgido del siguiente interrogante tras algunos visionados: “¿Qué plano te gustó más?”. Un plano como single o track favorito de un filme, como si tuviéramos que optar entre las canciones que componen un álbum musical.

En al menos tres de los filmes más laureados (incluso internacionalmente) al mismo tiempo que controvertidos del festival, esta cuestión se volvió tan oportuna como una ocasión para el juego. Escuché una vez cómo un músico defendía la autonomía de cada una de las pistas de su recién editado LP, así como su necesaria presencia individual en el conjunto para que este cobrara sentido. Let each one go where he may: trece pistas. Oxhide II: nueve pistas. Ruhr: siete pistas. En estos casos, no sé si quizás por congestión del modelo, sentí los conjuntos como materias rígidas donde no logré entrar de lleno y me quedé, más que con un convencimiento íntegro, con subjetivas pistas-single:

Ruhr (James Benning, 2009): El bellísimo plano del árbol a través del cual atisbamos, sentimos y escuchamos el paso de varios aeroplanos que ocasionan su leve pero rotunda agitación y la consiguiente caída de sus hojas. Algún plano después, la llamada civilización vuelve a sacudir la naturaleza y una enorme chimenea industrial deposita una gigantesca nube de humos varios hasta cubrir completamente la pantalla varias veces durante un plano-clausura de sesenta minutos. James Benning en el país de las matemáticas, Benning en digital y fuera de América sigue demostrando su vigor y vigencia adaptando su punto de mira a nuevas realidades y tecnologías, aunque nos resultaron más memorables sus lagos, sus cielos, sus trenes, su 11X14 (1977) o su díptico One Way Boogie-Woogie/27 years later (2005)…

Oxhide II (Liu Jia Yin, 2009): Manos inexpertas de hoy pretendiendo desenvolverse con la maña artesanal de ayer. El plano desde una posición lateral donde tras amasar los dumplings los tres protagonistas (padre, madre e hija en la pantalla y en la vida real) van cerrándolos y situándolos sobre una bandeja. El equívoco: ¿quién hizo cada dumpling? ¿A quién adjudicar los de acabado imperfecto? Nueves planos fijos con variaciones de 45º y el devenir en torno a una mesa. La joven Liu Jia Yin fue la sorpresa en la pasada Quincena de Realizadores de Cannes después de haber triunfado en varios festivales internacionales con Oxhide (2005).

Let each one go where he may (Ben Russell, 2009): su track 13. El single elegido subjetivamente y donde los doce anteriores parecen querer congregarse y retumbar. Tras observar durante alargados minutos el ir y venir de dos hermanos en Surinam (la antigua Guayana Holandesa), somos convocados a un rito ancestral para nosotros desconocido, una danza tribal irracional y mágica, un encuentro entre la historia, la tradición y un poco esperanzador presente. La miseria frente o por la fe milenaria en dios sabe qué dioses y un particular ajuste de cuentas con el invasor occidental, pero también con el natural. Me acordé de Autohystoria (Raya Martin, 2007), también un ajuste protagonizado por dos hermanos. El filme de Ben Russell se alzó con el Gran Premio Punto de Vista y algunas voces aseguraron que seguirá dando guerra este año.

NOTA FINAL. Ignoramos, por ahora, si la sexta edición de Punto de Vista –dados los cambios comentados al comienzo de este texto y la división del sentir del público al que pudimos escuchar- supondrá un punto y seguido o un punto y aparte. No obstante, para nosotros, y si causas mayores no lo impiden, seguirá siendo un ineludible y esperado punto de encuentro.

 

PALMARÉS VI PUNTO DE VISTA:
– Gran Premio Punto de Vista: Let each one go where he may (Ben Russell, 2009).
– Premio Jean Vigo al Mejor Director: Los materiales (Los Hijos, 2009).
– Premio al Mejor Cortometraje: Amanar Tamasheq (Lluís Escartín, 2009).
– Premio Especial del Público: Sweetgrass (Lucien Castaing-Taylor e Ilisa Barbash, 2009).
– Menciones especiales: Le plain pays (Antoine Boutet, 2009); The Darkness of Day (Jay Rosenblatt, 2009).

 

* Esta crónica pasa por alto intencionadamente la profusa retrospectiva dedicada al realizador afgano-neoyorkino Jem Cohen, así como la esmerada publicación sobre su trayectoria en el libro Signal Fires. El cine de Jem Cohen. Hemos considerado que su obra requiere un espacio propio y nuestra idea es publicar un artículo específico en números venideros.

 

(1) “El espíritu libre de Jem Cohen”, entrevista de Bárbara Celis en El País.

(2) Diccionario María Moliner. Entrada 22.719.

(3) “Quiero decir que de las manos de papá he pasado a las tuyas. Lo arreglabas todo a tu gusto, del cual participaba yo o lo simulaba, no lo sé a ciencia cierta; tal vez lo uno y lo otro, mitad por mitad. Al echar ahora una mirada atrás, se me figura que he vivido aquí como viven los pobres…, al día. He vivido de las piruetas que hacía para divertirte, Torvaldo. Por eso te satisfacía. Tú y papá habéis sido muy culpables con respecto a mí. A vosotros incumbe la responsabilidad de que yo no sirva para nada. […] Quiero pensar por lo pronto en educarme a mí misma. No eres tú hombre a propósito para facilitarme ese trabajo. Debo emprenderlo sola, y por esa razón voy a dejarte”: Nora a su marido Torvaldo en Casa de muñecas (Henrik Ibsen, 1879). Una versión on line descargable en .pdf aquí.