‘Sólo se vive una vez’: un Fritz Lang bressoniano
¿Pueden las películas de Robert Bresson ayudarnos a entender un filme de Fritz Lang? El autor reinterpreta «Sólo se vive una vez» a través de «Pickpocket» y «Un condenado a muerte se ha escapado».
¿Pueden las películas de Robert Bresson ayudarnos a entender un filme de Fritz Lang? El autor reinterpreta «Sólo se vive una vez» a través de «Pickpocket» y «Un condenado a muerte se ha escapado».
(…) A mí me parece más conveniente volver y desenterrar un fragmento desechado, una toma descartada, que puede existir en su propio contexto mejor que como parte de una obra acabada y que, por su propia naturaleza disgregada, solo puede existir fuera de contexto.
En el cine moderno, el grito es una figura compleja: amputado del cuerpo humano, se vuelve parte de un elaborado itinerario y es convertido en una forma abstracta. Preparad vuestros oídos para este recorrido -en imágenes, sonidos y palabras- por el grito cinematográfico.
Puzzle con distintas líneas narrativas superpuestas, vibrante ejercicio demiúrgico, amarga mirada hacia la violencia psicológica en el seno de la pareja, y una caja de sorpresas escondida detrás de cada plano. Pero, ante todo, «Providence» funciona como una muy divertida parodia de los códigos melodramáticos de Hollywood y de grandes clásicos como Orson Welles o Alfred Hitchcock…
La prosa de Serge Daney es como el canto de las sirenas: seductora, fascinante, abisma los sentidos del cinéfilo en un cúmulo abigarrado de sensaciones que tan pronto despiertan sus recuerdos más queridos, pero también reprimidos, como lo catapultan hacia el vislumbre de nuevas intuiciones…
La historiografía cinematográfica ha considerado, de forma consuetudinaria, que el origen del cine es bifronte: por un lado nos encontramos a los Lumière y por el otro a Méliès. Existe, sin embargo, una Tercera Vía, encarnada por el gesto loco de Marey. He aquí un montaje que esboza esa posibilidad.
Losilla no se conforma con congelar eternamente el momento, con descomponer la imagen hasta dejarla muerta, sino que después de haberla detenido por un instante, la libera y la devuelve a su cauce para que, transformada, siga su curso…
Si hubo una época en la que todo el cine -por audaz, innovador o raro que fuera- estaba producido por las mismas compañías, y se estrenaba en las mismas salas, quizá ahora lo que sucede es que la industria ha olvidado que los “experimentos” de hoy son la base del lenguaje de mañana…
La edición del completo cofre “Ensayos” por Intermedio nos permite adentrarnos en el pensamiento de un cineasta capital que encuentra en el montaje textual, visual e intelectual una de las claves de su fascinante discurso.
Filme insólito, ignoto e ignaro en la cinematografía española. Con él Guerin se erige como padre generacional en su tierra. Funda un cine que no es novedoso en términos históricos, pero que sí es “nuevo” en términos táctico-políticos…
Apasionado recorrido filosófico por las distintas edades del cine y sus teorías alrededor del espectador y la modernidad. De Antonioni a Snow, pasando por Garrel, Herzog y Van Sant, el autor nos sitúa en la era de la requetemodernidad.
Es indudable que Jean-Pierre Melville, Jean-Luc Godard y Leos Carax pertenecen a una misma estirpe de cineastas y forman parte de una misma familia del cine francés. Para muestra un botón.
El filme no es solo el esperado homenaje del cineasta a la modernidad europea y a dos de sus «padres espirituales» (François Truffaut y Jean Pierre Léaud) sino, sobre todo, un perplejo cuestionamiento de todo lo que estos representan en la actualidad…
Peregrinaje a Leeds del autor en busca de las huellas del que es uno de los padres desconocidos del cine. Misteriosamente desaparecido, su rastro es hoy tan difícil de seguir como el de sus escasas obras que aún perduran. Todo un enigma.
Es un pequeño ejercicio hecho a partir de unos apuntes sueltos sobre el cine moderno. No tiene más pretensiones que probar construir un texto donde la imagen opera dentro tgal como si fuera una palabra o frase más; una especie de texto en pictogramas.
Tarantino sabe que el placer jamás es culpable, no importa la fuente que lo provoque. Su corazón cinéfago late como los de Lucas, Tombs o Waters y se acelera ante lo mismo: lo improbable y lo inesperado, donde no existe la corrección…