Main dans la main

Siempre nos quedará la gramática (no sé si por suerte o por desgracia)

Main dans la main es una película sin conflicto, al menos sin uno que pese y duela. Ello no tiene por qué ser negativo. Valerie Donzelli la rodó inmediatamente después de ganarse a mucha gente —yo incluido— con Declaración de guerra, un filme en el que se exponía personalmente, celebrando mediante el cine que su hijo había sobrevivido a un cáncer. Quizá sea lógico pensar que, tras haber pasado por ese mal trago y haberlo contado, le apetecía bailar despegando los pies del suelo, hacer algo bonito y tontorrón para sacudirse el drama del cuerpo. Léase el adjetivo tontorrón con el mayor de los cariños, como si se lo estuvieras diciendo a alguien a quien aprecias en un momento de ternura sincera.

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¿Se le puede llamar amor al hilo invisible que impide que Hélène y Joachim se separen físicamente? El amor es, desde luego, algo sobre lo que podríamos hablar largo y tendido. Decir que es un misterio insondable suena bien, pero en realidad estamos diciendo bien poco. No es algo que pueda experimentarse racionalmente, es algo que hay que vivir. Y nada te asegura que, cuando regreses del viaje, si es que regresas, puedas articular al respecto mucho más que un puñado de palabras que suenen bien pero no digan nada. El amor es incomunicable, es una ráfaga de viento, un árbol insensato pero firme. Un árbol que no perece sino que desaparece.

Según la sinopsis de Main dans la main que puede leerse en la web de Filmin, la película de Valerie Donzelli habla del amor y de la caprichosa naturaleza de ciertos vínculos. Lo que yo quería decir con esta digresión es que a mí, particularmente, no me ha hablado demasiado. La he disfrutado moderadamente. Sus personajes tienen carisma y hay algún que otro momento divertido. El arranque es, cuanto menos, desconcertante: me gusta ese no saber exactamente lo que ocurre, me gusta cuando una película no se rige por las leyes físicas del mundo y eres tú quien debe acostumbrarse a su gramática. Pero me irrita que, al final, solo quede la gramática. Que para hablar bien de la película nos acabemos remitiendo a sus florituras narrativas y visuales y al buen tino en la elección de la banda sonora. También pienso que el filme ganaría enteros si tuviera un desenlace menos, qué sé yo, ordinario. Menos de comedia romántica al uso, que es al fin y al cabo el género al que acaba adscribiéndose Main dans la main.

 

© Toni Junyent, mayo 2014