Insidious 2 / The Sacrament

 

Insidias

No podíamos dejar de hablar, en una cobertura de Sitges, de las películas de dos de los directores de terror más aplaudidos por fans y expertos. Se trata de James Wan (Saw, The Conjuring) y Ti West (The house of the devil, The Innkeepers), quienes llegaron en las últimas jornadas del festival para lucirse con Insidious 2 y The Sacrament, respectivamente.

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James Wan nos sorprendió y asustó a todos hace dos años con Insidious, una película que levantó mucha admiración alrededor de su figura a pesar de que a muchos molestaba su tercio final, más atrevido e imaginativo, a la par que alocado. En realidad aquel filme funcionaba como un reloj suizo, con tres tercios bien trabajados, cada cual homenajeando un subgénero de terror, y filmado con la misma maestría con que Wan vuelve en Insidious 2  (entre ambas, no obstante, cabe recordar que está The Conjuring). El orden y la sencillez de la primera parte de esta saga queda totalmente dinamitada con la secuela, que abre múltiples tramas (en tiempos y mundos paralelos) donde su antecesora se mostraba concisa. Cabría pensar que, si Insidious era una película muy Wan, Insidious 2 es más de Leigh Whannell, su coguionista; de hecho, Wan ha anunciado que con esta película deja el género de terror (está rodando la séptima parte de Fast and the Furious) mientras que Whannell, en cambio, está guionizando la tercera parte de Insidious con lo que, tal y como nos comentaba el compañero de Miradas de Cine, Diego Salgado, se repite la jugada que llevaron a cabo con Saw. Decía que esta secuela es menos concisa, abre muchos frentes y prepara la saga para sus continuaciones, pero tras las imágenes se reconoce el pulso de Wan, su cámara flotante, su gran trabajo con la tensión en planos abiertos… Insidious 2 no supera a la primera, pero no hay que perder de vista que tiene objetivos muy diferentes a ella y que, por lo tanto, su ejecución es harto distinta.

Tras los miniepisodios de V/H/S y ABCs of Death, Ti West regresa con un largo que fue la clausura del festival de Sitges. The Sacrament venía anunciada como la película definitiva del found footage, un subgénero que el año pasado dio muchos frutos en Sitges y que empieza a ver agotada su fórmula. Sin embargo, West parte de un detalle que une a su film a propuestas como la de [Rec] The Bay (esto es, que las personas que graban son periodistas profesionales y eso les permite cierto estilo en las imágenes), al mismo tiempo que le aleja de found footages ficticios como los de la saga Paranormal Activity. Este detalle, sumado al inicio y a la resolución de la película, impide pues que The Sacrament pueda ser considerada una película de dicho subgénero, si bien es cierto que busca la subjetividad de sus personajes y que en muchos momentos se utiliza la cámara en mano. Todo esto convierte The Sacrament en un rara avis, pues a pesar de que parezca una película más de tantas, en realidad Ti West logra con un par de cambios de concepto que su filme no pueda ser clasificado a ciencia cierta ni como found footage, ni como falso documental, ni como un found footage de ficción.

the-sacramentSea lo que sea, con The Sacrament West vuelve a mirar al cine de terror de décadas pasadas para recuperar algo que, en el camino, parece haberse perdido. Si en The house of the Devil hacía un claro homenaje a look del terror setentero, con The Sacrament nos recuerda que el cine de género es, en su base, el mejor lugar para la crítica política y social. Si a lo largo de la película todo parece un simple juego de tensiones y misterios alrededor de una secta, hacia el final se desvela como la invasión de un territorio ejercida desde el punto de vista imperialista. Aviso de posibles SPOILERS. Una escena, la del helicóptero final sobrevolando el Edén (ese lugar al que han ido a rodar el reportaje), arroja luz sobre esta cuestión: los americanos han llegado a un lugar con ideas diferentes a las suyas, han «provocado» que sea arrasado por los propios lugareños, y han salvado sus culos dejando tras de sí un campo con cientos de cadáveres. FIN DE LOS SPOILERS. The Sacrament juega de manera muy sutil sus bazas (gracias a que mantiene la idea del invasor de estar enfrentándose a una secta), pero si atendemos a su líder y su final, podríamos jugar a la analogía de que pertenecen a una cultura diferente a la estadounidense, en la que no todos están contentos pero que tiene su propia idiosincrasia, su propio modus vivendi. Ahí, en esa crítica subversiva a la política invasora estadounidense,  y en su condición de película no fácilmente clasificable, está el ingenio de lo nuevo de Ti West. No hagan caso de quienes la tilden de un producto más; The Sacrament muerde y bien, como You’re Next lo hacía con la clase burguesa, si bien West es mucho más sutil. Por ese atrevimiento y por ese espíritu crítico tan aparentemente inexistente, podemos afirmar que estamos ante una de las películas más exigentes e insidiosas de este Sitges.

Con estos broches de oro, y con el visionado en el último momento de The Congress, cerramos esta edición de Sitges. Accidentada para la prensa, extraña en su programación pero siempre estimulante en lo personal, Sitges vuelve a poner a cero nuestro reloj anual. A partir de la mañana siguiente, ya estamos en el día 1 del nuevo año.

©Mónica Jordan, octubre 2013.