Americana 2015: Little Feet / Night Moves
Independencia (autoral)
Dentro de la sección TOPS encontrábamos algunos de los estandartes de la independencia autoral del cine indie americano. Entre ellos Bill Plympton, quien ha hecho de su carrera un ejemplo de autonomía de los grandes estudios. En un momento en el que la animación ya no se liga necesariamente al público infantil, Plympton continúa reclamando su autoría y su derecho a ser propietario de su obra, a pesar de que Cheatin’ estuviera entre las preseleccionadas al Oscar y que, en su momento, fuese galardonado por su cortometraje Your Face (1987). De hecho, para mantener el control creativo y productivo de su última película, Plympton recurrió a Kickstarter, plataforma de financiación colectiva, como hizo Alexander Rockwell para Little Feet (2012), quizás la película más personal de esta edición.
Como muchos de los títulos del Americana 2015, Little Feet lidia con la necesidad de evasión, en este caso la de una pareja de niños hermanos, huérfanos de madre. La soledad a la que se ven forzados al trabajar su padre para sacarlos adelante, forja entre ambos un vínculo muy fuerte en que la mayor, Lana, ejerce de rol protector y organizativo para el pequeño, Nico, y su padre. Durante la primera mitad de la película nos encontramos en la casa familiar, vemos a Lana preparar la comida y bañar a su hermano, mientras este (marcadamente menor) todavía vive en un mundo en el que su madre está presente. Rockwell, que coloca a sus propios hijos frente a la cámara, logra captar precisamente por ello el vínculo real de los hermanos y retratar la frescura de quienes están acostumbrados a ver a su padre con una cámara en la cara. De hecho, cuando en la segunda mitad del filme los dos hermanos deciden ir en busca del río y después del mar para acomodar allí a su pez, la película pasará del ámbito comunitario de la familia, al comunitario del barrio y la ciudad. Con la aparición del recién llegado vecino, Nene, los dos hermanos iniciarán su camino a la libertad, y el espectador podrá entrar en un mundo infantil en el que el menor de los actos se convierte en la mayor de las aventuras.
Junto a Plympton y Rockwell, no podía faltar Kelly Reichardt, que desde nuestro punto de vista formaba junto a los dos anteriores el trío de ases de la sección TOPS de esta edición del Americana. Cierto que la directora de Meek’s Cutoff cuenta en su nueva película con rostros muy conocidos (Kristen Stewart, Jesse Eisenberg y Peter Sarsgaard), pero la fidelidad que mantiene a su estilo y temáticas hacen que incluso Night Moves sea una propuesta harto valiente. El filme es, quizás, el más fiel a un género de la trayectoria de la cineasta, pero aun así su voz personal está lejos de verse ahogada por el armatoste genérico. Reichardt crea un thriller psicológico en el que, tras una larga introducción de los hechos, centra todo su empeño en los conflictos internos de sus protagonistas. El azar como agente del mal (no hay malos en Night Moves) permite que la película explore el mal como consecuencia de la responsabilidad de los actos, y Reichardt (siempre preocupada por personajes alienados o que no van en consonancia con la sociedad) aprovecha esa circunstancia para adentrarse en la psicología de la moral y de la culpa dentro de una red de dependencias interpersonales. Todo ello mediante tiempos muertos, silencios, grandes off y mostrando el contacto del hombre con la naturaleza.
© Mónica Jordan Paredes, febrero 2015