El zapato rojo de ‘Gravity’ y ‘El mago de Oz’

Regreso a la buena vida

 

When I look in the mirror, I can’t believe what I see
Tell me who’s that funky dude, staring back at me
Broken, beaten down, can’t even get around
without an old-man cane I fall and hit the ground
Shivering in the cold, I’m bitter and alone

 

El silencio. Eso es todo lo que buscar cuando el vacío resuena en nuestro pecho de hojalata. El silencio que acompañe la desazón, la tristeza por vivir bajo un paradigma que no nos permite ser felices; el silencio que arrope la soledad interior desde el exterior; el silencio que nos permita gritar ahogando los sonidos.

La nada. El látigo de la pérdida deja la nada allá por donde pasa. El vacío inunda nuestro cerebro de paja, lo vuelve inútil cuando trata de razonar sobre sus emociones. Anular el pensamiento, pensar en nada, notar la nada.

La autoconsciencia. El silencio y la nada, interiores y exteriores, despiertan la autoconsciencia. Cuando uno se pierde, solo puede hacer que encontrarse, eventualmente, en algún momento del largo camino de baldosas amarillas. La vuelta a casa implica coraje, valentía, valor. Implica saber quién se es y cuáles son sus capacidades, aprender que finalmente no hay nada como el hogar, aunque este esté maltrecho, desencantado o aunque nadie nos espere tras nuestro regreso a él.

Excuse the bitchin’, I shouldn’t complain
I should have no feeling, ‘cos feeling is pain
As everything I need is denied me
And everything I want is taken away from me
But who do I got to blame? Nobody but me

 

El Espacio

Es inherente a todo ser humano sentir la necesidad de desaparecer tras sufrir un golpe en lo más profundo de sus entrañas. Ryan Stone (Sandra Bullock) perdió a su hija en un ridículo accidente, y esa falta gobierna todo lo que de ella necesitamos saber en Gravity. Olvidemos todo su armatoste 3D, las incongruencias físicas, los largos planos secuencia a los que Alfonso Cuarón ya nos tiene acostumbrados y dejemos también de lado que estamos ante una película de atracciones (que busca hacer sentir más que contar) para centrarnos en lo que casi de manera unánime se ha denostado de Gravity: su historia.

Gravity-movie

Silencio. Nada. Autoconsciencia. ¿Qué otro lugar resultaría más adecuado para cumplir con esas tres necesidades, que el Espacio? El escenario en Gravity es la somatización del estado anímico de Stone, es el silencio y la nada que permiten la toma de conciencia que el personaje necesita para iniciar su camino de vuelta a Ítaca. Las condiciones tan extremas que halla la protagonista en el Espacio, fomentan su reconexión con el mundo de la Tierra, con la vida, con su instinto de supervivencia, y activan su corazón, su cerebro y su valor para tomar las riendas de la(s) nave(s) y pisar de nuevo la arena de la playa.

 

And I don’t wanna be and old man anymore
It’s been a year or two since I was out on the floor
Shakin’ booty, making sweet love all the night
It’s time I got back to the good life.

 

Oz

Dorothy está enfadada con sus tíos porque piensan obligarla a separarse de su perro Toto. Dispuesta a no abandonar a su mascota, huye de casa en busca de algún lugar “donde no haya problemas”, aunque “esté lejos, detrás de la luna, más allá de la lluvia…”, y  del arcoíris. Dorothy, como Stone, no quiere afrontar el vacío de la ausencia y tampoco se enfrenta al problema directamente, sino que necesitará un viaje a un lugar inalcanzable para el resto de mortales. Si el Espacio era la somatización del vacío de Stone, Oz es el producto del subconsciente de Dorothy, y ambos funcionan como campo de pruebas para el proceso de superación/maduración de sus protagonistas.

Tras escapar de su casa con Toto, Dorothy se encuentra con un mago de feria que, haciendo triquiñuelas con un objetivo bondadoso, logra que la muchacha vuelva sobre sus pasos y regrese a casa. Ese mago (el profesor Marvel, que en su sueño se transmuta en el Mago de Oz) es el elemento bisagra que pone a Dorothy sobre el camino del autoaprendizaje. Bien podríamos decir que ese mago tiene en el personaje de George Clooney, Matt Kowalski, su equivalente en Gravity, tanto por el papel que juega en el desarrollo personal de la protagonista, como por esa doble aparición (incluso una de ellas tan ficticia como la del propio Mago de Oz) que ejerce de macguffin.

mago-de-oz

Tanto Dorothy como Stone acaban percatándose, a través de la invocación psicológica de dos seres existentes a los que han idealizado, de que salir de su situación no reside en las manos de agentes externos, sino de las suyas propias. De hecho, en ese mismo instante en que Stone toma las riendas de su vida para volver a su particular Kansas, un objeto inherente a Dorothy se cuela en la trama de Gravity: Stone le pide a Kowalski que ayude a su hija a encontrar su zapato rojo; en efecto, esos (u otros) zapatos rojos son los que permiten a Dorothy despertar y regresar a su hogar mientras dice, como dice la mirada de Stone al tocar la arena de la playa, que no hay nada como el hogar.


It’s time I got back, it’s time I got back
And I don’t even know how I got off the track
I wanna go back… yeaah!
The Good Life. Weezer.

© Mónica Jordan, diciembre 2013.