Gaspar Noé y Sean Baker en Las Palmas 2022

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Transcurridos más de doce años de la publicación en Transit de una entrevista en vídeo a Gaspar Noé, que llevó a cabo Manel Bocero Vallejo en el Festival de Sitges a propósito de Enter the Void (2009), nos reencontramos con el director argentino para hablar de su nueva película, Vortex (2021). El largometraje se ha exhibido en la sección Panorama del Festival de Cine de Las Palmas, donde Noé ha asistido junto a su compañera y cineasta homenajeada por el certamen Lucile Hadzihalilovic. De la mano de dos celebridades del celuloide como la actriz Françoise Lebrun y el director Dario Argento, Vortex ofrece una reflexión existencialista sobre el envejecimiento en clave meta-cinematográfica, siendo él un teórico y crítico del séptimo arte que investiga la relación de este medio con los sueños. Escrita y filmada espontáneamente con dos cámaras que ofrecen en sincronía y a pantalla partida un plus en expresividad de sendos intérpretes, Noé nos aporta su visión sobre la senilidad y el alzhéimer en un contexto particular: un apartamento repleto de material cinematográfico ubicado en el barrio parisino de Stalingrad marcado por las tensiones sociales.

 

Las Palmas también ha contado con la presencia de otro viejo conocido, el estadounidense Sean Baker, a quien en 2009 ya se le concedió la Lady Harimaguada de Oro por Prince of Broadway (2008). Aquel galardón primerizo, que supuso un impulso económico a la incipiente carrera del por aquel entonces desconocido y joven cineasta, puso de manifiesto la lucidez del equipo de programación del certamen en la detección de talentos emergentes. Baker, que estuvo en el festival junto a su compañera y productora Samantha Quan para presentar Red Rocket (2021), participó en un coloquio con el público canario junto a ella y con el crítico Luis Martínez. A su vez, Las Palmas programó una breve retrospectiva con otros tres filmes de su obra. Obligado a interrumpir a causa de la pandemia un proyecto cinematográfico sobre el activismo de usuarios de drogas en Canadá, Baker ofrece en Red Rocket una producción de bajo coste y de rápida ejecución, que remite a uno de sus anteriores largometrajes, Starlet (2012). La película es una inmersión en la vida de un ex-actor porno en declive a partir de un proceso de documentación que recrea diálogos y situaciones. Descarga de dramatismo social deudor de Ken Loach, Red Rocket compensa su histrionismo y exceso de movimientos de cámara con un ya habitual distanciamiento en el manierismo de las localizaciones y altas dosis de humor e ironía a lo Spike Lee. En síntesis, el filme confirma el indiscutible compromiso y la coherencia de este cineasta.

 

© Oriol Díez, mayo de 2022