Entre nosotros / Air Doll

Cediendo

 

El ceder, en muchas ocasiones, se convierte en perderse a uno mismo. Pero, ¿cuándo el Nosotros empieza a ahogar al Yo y cuándo el Yo requiere pasar sobre el Nosotros?


Individual

Todo empieza como algo que vale la pena. Ella llegó a tu vida para rellenarte los vacíos que la soledad no te permitía tapar por ti mismo; compenetración, complementación, generación de la perfección. Los sacrificios son mínimos pues el hueco que existía en el estado previo al Nosotros te lleva a abrazar el nuevo statu quo con total calidez y aparente desprendimiento. Tú eras un Yo Ella, de nombre Gitti o Nozomitanto da, llegó a saciar tu sed de pareja. Se adaptó a tus deseos, cumplió con ellos considerándolos su sino, se volcó tanto en todo lo que necesitabas que el Nosotros que conformasteis juntos se fue convirtiendo, cada vez más, en un Nosotros menos Nosotros y más .

Se empieza cediendo ante tu «Compórtate» cuando este va acompañado de un «me avergüenzas»; se sigue por vestir aquello que siempre te gustó a Ti y a Ella le parecía «aburguesado»; se prosigue por acallar las alarmas que le llevaron a mentir y querer dejarte; y se finaliza tumbada en una cama, vestida de sirvienta y con los labios preparados para comerte la polla, las dos únicas cosas que finalmente caracterizan su día a día contigo.

Queda para el olvido el viaje a Italia y cómo funcionó de bisagra en vuestra relación; lejos quedan las risas conjuntas ante la cara de tu estirada hermana al ver cómo Ella le enseñaba a su también estirada hija a decir «TE-O-DIO» sacando toda la rabia de su interior; lejos quedan los puntos en común, el Nosotros. Ahora sois solo , pues ni siquiera existe el Ella. Se fue, no está, quedó sepultada entre tus necesidades y sus cesiones.

En algún momento, sin embargo, Ella se dará cuenta. Abrirá el armario, decidirá qué vestido ponerse (descartando el de pingüino y cofia que conjunta con esposas y cinturón de castidad) y saldrá a la calle. Verá todo con ojos renovados, con más ilusión y al ver al Otro reconocerá al Yo en una lacaniana reminiscencia de su infancia. Decidirá empezar a salir cuando  no estés. Construirá una nueva vida que en su inicio será paralela a la Tuya, pero finalmente identificará como Su vida, ya siquiera como la Vuestra. Se reinventará, saldrá reforzada, conocerá a muchos Otros, les influirá en su devenir y ellos en el Suyo. Regenerará su Yo y, cuando lo haya hecho, llamará a tu puerta de nuevo.

Nada le hacía imaginar tu reacción. Su deseo, el único que le ha movido durante este tiempo, era mostrarte su crecimiento personal, enseñarte cómo había evolucionado para que pudieras sentirte orgulloso de que Ella volvía a ser un Yo (como cuando os enamorasteis) y que juntos podíais volver a crear un Nosotros. Pero  la preferías cuando el silencio implicaba asentimiento. «Me gustas cuando callas porque estás como ausente…». Cuando sólo tu aire podía insuflarle vida. «Como todas las cosas están llenas de mi alma / emerges de las cosas, llena del alma mía». Cuando podías tirarla a la basura si se sentía desinflada y pagar por otra que te saciara. Construir un Algo conjunto suponía demasiado para ti: «Déjame que te hable también con tu silencio», era más fácil adaptarla a lo que realmente necesitabas, usurpando lo Suyo para hacerlo Tuyo. «Me gustas cuando callas porque estás como ausente». Lo pudiste tener TODO. Pero el Todo se queda en Nada cuando se desea un poco más.

 

Social

Entre Gitti (Entre nosotros, Alle Anderen, Maren Ade, 2009) Nozomi (Air Doll, Kûki ningyôHirozaku Kore-eda, 2009) hay un lapso de tiempo en el que la primera ha tenido que darse cuenta de su condición de muñeca hinchable para llegar a la situación de rebeldía de la segunda, la auténtica air doll. Esta analogía, tan curiosa como personal, plantea una conexión que no existe en las películas, sino en la mente de quien esto escribe, pues aunque la pérdida de la identidad en la pareja pueda ser uno de los temas principales en Entre nosotros, en Air Doll no tiene una relevancia excesiva. La película de Kore-eda trata a Nozomi como una costilla de Adán que primero existe gracias a la necesidad del individuo X por parapetar su soledad hogareña y, más tarde, a resultas de la decisión del individuo Y por darle un soplo de vida (nunca antes la expresión tomó tanto sentido) para tener una compañera de trabajo.

Air Doll se preocupa por la soledad del ser humano y Nozomi es la tirita que tapa la herida, un objeto que sufre un proceso de personificación y que acaba por ser más humano que los que nacieron bajo dicha condición. Entre nosotros, en cambio, apuesta por hablar de la pérdida de la individualidad desde un personaje no-objeto que finalmente es cosificado, justo el proceso inverso al de Nozomi. Una es la continuación de la otra, claro está que funcionan en relación de viceversa, pues tanto podría ser Nozomi la consecuencia de Gitti como Gitti el devenir de Nozomi.

Pero como esta es la panorámica de mi punto de vista, opto porque Nozomi la liberada sea la secuela de la reprimida Gitti, aunque incluso en los pequeños quehaceres del día a día todos tengamos que ceder para adaptarnos a un entorno social, ya sea en el mundo de la pareja, en el de la familia, en el trabajo, en una revista… No en vano, yo misma, en esta misma crítica, he tenido que adaptarme. ¿A qué? A vuestra idea de crítica. Si no, ¿por qué este anexo social a ese texto individual?

© Mónica Jordan, septiembre de 2010